Las emociones son respuestas psico-neuro-fisiológicas a estímulos internos o externos que organizan y motivan el comportamiento para facilitar la adaptación al medio.
Se caracterizan por su versatilidad: aparecen y desaparecen rápidamente, polaridad ("positivas o negativas", "placenteras o displacenteras") y son complejas ya que están implicados factores fisiológicos, cognitivos, conductuales y de conciencia.
Las emociones juegan un rol determinante en el comportamiento alimentario ya que estados afectivos pueden inducir la ingesta de alimentos, planteándose que la ansiedad, tristeza y depresión tienden a estimular el consumo excesivo de alimentos y/o de baja calidad nutricional, como forma de "escapar" de ese malestar reduciendo su atención a esa emoción "negativa" y desviándola hacia el alimento.
Por lo tanto la regulación emocional entendiéndose como un conjunto de procesos automáticos o voluntarios que utilizamos con la finalidad de reducir, mantener o aumentar uno o más aspectos de una emoción, por lo tanto, sería un recurso clave para obtener estrategias para el manejo adecuado de las emociones "negativas o displacenteras", sin necesidad de recurrir a los alimentos.
Recomendaciones generales
Si tienes dificultades para manejar tus emociones busca ayuda psicológica.
Observa tu conducta alimentaria y busca aquella emoción que gatilla que comas de una manera compulsiva (muy rápido) o restrictiva (dejes de comer). Anotalo.
Re-aprende la forma en cómo manejas esa emoción displacentera, busca una nueva estrategia que te haga sentido a ti (no necesariamente te sirve lo mismo que hace tu amigo, vecino, pareja, etc. --> busca tu propia estrategia) Ej. caminar, tejer, pintar, realizar actividad física que te guste, meditar, etc.
Revisa la calidad de tu alimentación, puede que el comer compulsivo sea un gatillante de la falta de nutrientes.
Revisa cómo es tu higiene alimentaria, es decir, comes mirando el celular, TV, en la cama, etc. comienza a hacer pequeños cambios al momento de comer, utilizando la menor cantidad de estímulos que te sean posibles.
Abraza cada una de tus emociones, nos recuerdan que somos seres humanos y no robot, y nos permiten adaptarnos a nuestro entorno