Antes de comenzar cualquier cambio en nuestra alimentación, es importante analizarnos y reconocer nuestros errores, las causas de nuestros cambios alimentarios, y cómo debemos enfrentarlos y si estamos dispuestos a realizar un cambio.
Lo primero que debes preguntarte ¿Cómo es mi relación con la comida? es de angustia, ansiedad, miedo, felicidad, plenitud etc. Esto nos permitirá reconocer la causa principal de nuestros cambios alimentarios.
Si ya reconoces la causa ¿estás dispuesto (a) a realizar un cambio?, este paso es de suma importancia ya que nos entregará la energía, convicción y el compromiso al cambio.
Una vez que respondiste estas preguntas, el resto se hace más fácil. Aquí te dejo algunas recomendaciones generales:
1. Actividad física: que ésta no sea una obligación, sino un hábito. Realiza al menos 30 minutos diarios de actividad ca
rdiovascular sin olvidar incorporar en tu rutina, ejercicios de musculación.
2. Frutas y verduras: incorpora de todos los colores, variedades según estacionalidad. Estarás incorporando vitaminas y minerales a tu alimentación diaria.
3. Granos integrales: el consumo de fibra tiene múltiples beneficios tales como: combatir el estreñimiento, disminución del colesterol, control de glicemia, saciedad. Junto con el consumo de agua, sus beneficios son mayores, especialmente para mejorar el tránsito intestinal.
4. Hidratación: el consumo de agua se hace aún más necesario en épocas de calor y entrenamiento, lo que permitirá evitar la deshidratación, fatiga, desconcentración, dolor de cabeza incluso en situaciones extremas, un golpe de calor. Siempre como primera opción utiliza el agua como fuente de hidratación.
¡NO OLVIDES! Los cambios son personales y paulatinos, tómate tu tiempo y disfruta el proceso.